sábado, 7 de agosto de 2010


EL PROFESOR TAMBIÉN PUEDE SER UNA VÍCTIMA

Sorprendente, increíble pero real.
En teoría la relación entre el docente y los alumnos ha de basarse en el diálogo, la confianza y el respeto mutuos.
Algunas veces no es así. Está en la prensa. Se puede pensar en hechos aislados, también que se trata de casos en los que el nivel social de los agresores ha tenido mucho que ver con la agresión.
Las expectativas que muchos padres tienen sobre lo que el sistema educativo, las expectativas sobre los resultados académicos de sus hijos, expectativas incluso sobre la labor, el rol, el comportamiento y los valores del docente, también han tenido que ver en estos casos.
La educación no es exclusiva del sistema educativo. La recibimos, a lo largo de la vida, a través de todo nuestro entorno. Y cuando me refiero a entorno no sólo estoy hablando de la familia.
La sociedad, los medios de comunicación, la situación política, la situación económica, la cultura, los mitos y creencias son factores poderos que nos ayudan a configurar nuestra visión y nuestra opinión sobre el mundo que nos rodea. Mundo que ahora se encuentra en un periodo de cambios, crisis, remodelaciones, reestructuraciones. Lo que antes valía ahora no sirve. Lo que antes servía ahora ya no vale. Todo se caduca muy rápidamente : la información, la tecnología, los puestos de trabajo, la situación económica, las estrategias políticas.

Por el contrario, la vida y la actividad dentro de los centros escolares, todavía, sigue siendo bastante estática y monótona. Todavía existen muchos centros, donde el conflicto se niega, o se apaga como si se tratara de un incendio. En otros, el conflicto, las agresiones, se conocen a través de los medios de comunicación.
Dichas agresiones o conflictos son más “habituales” entre estudiantes. Lo no habitual, atípico y espeluznante, a mi modo de ver, es llegar a entender y asimilar que se ha agredido a un docente.
Tristemente, se me rompe algo dentro. Intento analizar que ha podido llevar a un padre o a un alumno a dar ese paso que le ha llevado a un acto violento, verbal o físico, hacia una persona cuya labor está dedicada a la educación.
Se me ocurren muchos posible motivos y en mi análisis puedo llegar a imaginar muchos factores que confluyen en la realidad de vida de esos padres, esos alumnos, esos docentes.
Lo que sinceramente no se me puede llegar a ocurrir es alguna cosa que justifique el acto en si.
Por más que lo intento, no lo consigo.


Para acabar, os incluyo alguna referencia sobre esta cuestión :


http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=642371

http://www.ideal.es/granada/20061108/local/agresion-profesores-sera-delito_200611081744.html

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